«El mundo gira alrededor de su majestad el auto. «¿Cómo se explica que importe más alimentar a los autos que a la gente? Si el petróleo es insuficiente o muy caro, vamos a darle de comer soja, maíz, azúcar. ¿Cuál es el miembro más importante de la familia?: Sin duda el que duerme en el garaje».
Tomado de: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=68100
Articulo: "¿Cómo se explica que importe más alimentar a los autos que a la gente?" Roberto Montoya. El Mundo
Asi se explica: el ser humano no ha aprendido a volverse verdareramente humano, a trascenderse, sueña secretamente con ser solo un animal de la especie.
Los autos crean insuficiencias de estacionamiento, son caros, Se descomponen cada vez más rápido, crean algunas fortunas y muchos problemas por contraparte. Contaminan descaradamente y a pesar de no ser siempre necesarios, se siguen vendiendo como pan caliente a pesar de eso, porque la gente, ignorante, satisfecha, aspirante, enajenada , egoísta y primitiva, los sigue comprando, los sigue usando hasta para ir a la esquina y sigue creyendo el mito del “poder creciente del consumidor”. Ese poder verdaderamente no se encuentra en elegir entre las opciones y comprar la que más place, sino en NO ELEGIRLAS y hacer de ello una elección. No entienden el poder de compra, no entienden su poder, ni siquiera se entienden ellos mismos.
viernes, 30 de mayo de 2008
jueves, 29 de mayo de 2008
¿Creer o saber?
Hay que creer en la etica, ciegamente, fanaticamente si es necesario,
o hay que vivir sin cuestionarse nunca el bien y el mal, el dolor y el placer, la finalidad de las cosas, el valor de la existencia, la mision de la consciencia...
en otras palabras: vivir ciegamente, fanaticamente si es necesario.
o hay que vivir sin cuestionarse nunca el bien y el mal, el dolor y el placer, la finalidad de las cosas, el valor de la existencia, la mision de la consciencia...
en otras palabras: vivir ciegamente, fanaticamente si es necesario.
(( Ambos casos
-me dijeron los mayores-
son fatales y tragicos,
quiza la unica diferencia
es que uno se da cuenta
y el otro no.
¿Quien sabe cual sea preferible? ))
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La sangre sabe a metal II
Mi juventud no fue difícil, pero si dolorosa.
Mis amigos –si es que la enorme distancia de mi alma con la suya permite que les llame así- se bastaron siempre con sus tardes de televisión, sus chistes soeces, sus sueños eróticos y su constante jugueteo. Ignoro si sufría o envidiaba su risa inocente, la odiaba, eso sí lo sé. Mis mundos interiores siempre fueron espacios amplios y -paradójicamente- de una complejidad y peso asfixiantes, dicen los mayores que son el refugio triste de los príncipes sin reino, y fueron mi soledad…. Si, la soledad…
La soledad es extraña como un fantasma o una enfermedad, no se ve pero se siente, su esencia es de vacío, de ausencia; pero pesa como un cadáver en su ataúd. Pasé muchas tardes solo, rodeado de pensamientos difusos que se diluían en su propio sopor, improductivo y aletargado en un malestar constante... y el aburrimiento se torno en tristeza, la tristeza en ira, y no habiendo nadie más que tocara su propia sinfonía vital en mis días, esa ira no tuvo nadie a quien dirigirse, por lo que se hundió -por su propia inercia- en mi mismo, en todos y en todo, odié así al mundo, a la humanidad y a la existencia con un amplio rencor abstracto venido de pequeños sufrimientos concretos, aprendí a odiarme con un desprecio soterrado, aprendí a reprocharme no ser como aquellos compañeros que están ocupados, demasiado ocupados con sus vidas normales, riendo mucho y llorando poco sin poder ni querer mirar las cosas de frente y desde lejos.
Ahí, desde esa lejanía, yo miraba sus vidas pasar, sus sueños nacer, vivir y a veces realizarse, o extinguirse para dar paso a su renacimiento semanal; yo en cambio, debía soportar el peso de mis sueños rotos y moribundos. Incapaces de morir por si solos y yo incapaz de matarlos de tajo, Vivian de la vida que me robaban, y yo vivía cargando el odio de sus voces mudas, de el rencor que me guardaban por no darles vida y movimiento, por no hacerlos carne, por ser siempre insuficiente y torpe para cumplirlos. Y asi, cual promesas incumplidas, me odiaban los mismos sueños que yo engendraba y que necesitaba para vivir.
Mis amigos –si es que la enorme distancia de mi alma con la suya permite que les llame así- se bastaron siempre con sus tardes de televisión, sus chistes soeces, sus sueños eróticos y su constante jugueteo. Ignoro si sufría o envidiaba su risa inocente, la odiaba, eso sí lo sé. Mis mundos interiores siempre fueron espacios amplios y -paradójicamente- de una complejidad y peso asfixiantes, dicen los mayores que son el refugio triste de los príncipes sin reino, y fueron mi soledad…. Si, la soledad…
La soledad es extraña como un fantasma o una enfermedad, no se ve pero se siente, su esencia es de vacío, de ausencia; pero pesa como un cadáver en su ataúd. Pasé muchas tardes solo, rodeado de pensamientos difusos que se diluían en su propio sopor, improductivo y aletargado en un malestar constante... y el aburrimiento se torno en tristeza, la tristeza en ira, y no habiendo nadie más que tocara su propia sinfonía vital en mis días, esa ira no tuvo nadie a quien dirigirse, por lo que se hundió -por su propia inercia- en mi mismo, en todos y en todo, odié así al mundo, a la humanidad y a la existencia con un amplio rencor abstracto venido de pequeños sufrimientos concretos, aprendí a odiarme con un desprecio soterrado, aprendí a reprocharme no ser como aquellos compañeros que están ocupados, demasiado ocupados con sus vidas normales, riendo mucho y llorando poco sin poder ni querer mirar las cosas de frente y desde lejos.
Ahí, desde esa lejanía, yo miraba sus vidas pasar, sus sueños nacer, vivir y a veces realizarse, o extinguirse para dar paso a su renacimiento semanal; yo en cambio, debía soportar el peso de mis sueños rotos y moribundos. Incapaces de morir por si solos y yo incapaz de matarlos de tajo, Vivian de la vida que me robaban, y yo vivía cargando el odio de sus voces mudas, de el rencor que me guardaban por no darles vida y movimiento, por no hacerlos carne, por ser siempre insuficiente y torpe para cumplirlos. Y asi, cual promesas incumplidas, me odiaban los mismos sueños que yo engendraba y que necesitaba para vivir.
jueves, 22 de mayo de 2008
Reconciliación
Tarde lluviosa, el cielo es una metáfora de la inmensidad potente y calmada: gris brillante…
Aire frio, niebla que sale de la respiración; es el bosque… no importa si me dicen que es un parque urbano, que no es tan natural como creo, no importa la basura y que nadie la recoja –con todo , hay mucho menos que en las otras partes-.
No importa el juicio de quienes no entienden lo que vivo porque no lo han vivido… La vida es la juez de los juicios y sé que este es el bosque, en su esplendor, su misterio y su callada belleza.
…ese es el bosque, este su voz.
Aire frio, niebla que sale de la respiración; es el bosque… no importa si me dicen que es un parque urbano, que no es tan natural como creo, no importa la basura y que nadie la recoja –con todo , hay mucho menos que en las otras partes-.
No importa el juicio de quienes no entienden lo que vivo porque no lo han vivido… La vida es la juez de los juicios y sé que este es el bosque, en su esplendor, su misterio y su callada belleza.
…ese es el bosque, este su voz.
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miércoles, 21 de mayo de 2008
¿Para que vivimos?
- Para evitar morir. -
- y ¿porque no morir?, explicamelo tu, pedazo de vidrio donde me reflejo. -
- Porque la vida quiere vivir -
- si, pero ¿para que? -
- Para seguir sintiendo lo que le gusta sentir-
- ¿Tiene miedo de no sentirlo más? -
- No, es solo que quiere seguir sintiendolo, sintiendolo siempre, para siempre, indefinida e invariablemente, sentir siempre el placer y evitar siempre el dolor, eso quiere la vida. -
- Pero ¿que nadie le ha hablado de la muerte? ¿no sabe que de todos modos se ha de terminar? -
- Claro que lo sabe, pero quizas a la muerte nadie le ha contado de la vida... de conocerla, seguramente se volveria vida. -
- Es extraño, la muerte no es algo que nos ocurre, mas bien es todo lo que dejara de ocurrirnos... honestamente no sé que es preferible, ninguno de los dos parece bueno ni malo, la diferencia es que la vida si la conozco, a la muere no.
- Tu lo has dicho -
- Gracias, pedazo de vidrio, ya recordé eso que me hacia falta , hasta luego. -
- Hasta luego, pedazo de carne.... que raros son los mundos detras de este cristal, ¿seran reales, o solo reflejos de tres dimensiones de nosotros? no lo se...
- y ¿porque no morir?, explicamelo tu, pedazo de vidrio donde me reflejo. -
- Porque la vida quiere vivir -
- si, pero ¿para que? -
- Para seguir sintiendo lo que le gusta sentir-
- ¿Tiene miedo de no sentirlo más? -
- No, es solo que quiere seguir sintiendolo, sintiendolo siempre, para siempre, indefinida e invariablemente, sentir siempre el placer y evitar siempre el dolor, eso quiere la vida. -
- Pero ¿que nadie le ha hablado de la muerte? ¿no sabe que de todos modos se ha de terminar? -
- Claro que lo sabe, pero quizas a la muerte nadie le ha contado de la vida... de conocerla, seguramente se volveria vida. -
- Es extraño, la muerte no es algo que nos ocurre, mas bien es todo lo que dejara de ocurrirnos... honestamente no sé que es preferible, ninguno de los dos parece bueno ni malo, la diferencia es que la vida si la conozco, a la muere no.
- Tu lo has dicho -
- Gracias, pedazo de vidrio, ya recordé eso que me hacia falta , hasta luego. -
- Hasta luego, pedazo de carne.... que raros son los mundos detras de este cristal, ¿seran reales, o solo reflejos de tres dimensiones de nosotros? no lo se...
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Soliloquio
lunes, 12 de mayo de 2008
Solo los mortales viven profundamente.
"...Si te llevo en mi prendida
y te acaricio y escondo,
si te alimento en el fondo
de mi mas secreta herida;
si mi muerte te da vida
y goce mi frenesi
¿que sera, muerte, de ti,
cuando al salir yo del mundo
-desecho el nudo profundo-
tengas que salir de mi?..."
¿Le tememos al suicidio?
EL que teme lo que ignora
no tiene nada que enseñar
al valiente.
"... y si caigo ¿que es la vida? por perdida ya la di
cuando el yugo del esclavo, como un bravo sacudi..."
"... La muerte, sabia consejera: no reconoce otra derrota en tu vida más que su toque, de modo que en cada derrota, voltea a verla y te dirá que no es cierto, que nada importa más que su toque, y que todavia no te ha tocado..."
No le debemos nada al universo, nada que no le hayamos pagado ya naciendo y viviendo como humanos, como él nos hizo.
"... tengo un poema escrito mas de mil veces,
en el repito siempre que mientras alguien
proponga muerte sobre esta tierra
y se fabriquen armas para la guerra
yo pisare estos campos sobreviviendo..."
Por eso digo que el suicidio es tambien un poder del hombre, del que sabe hasta donde la vida debe ser digna para ser vida, de aquel cuya libertad es tan completa y verdadera que sabe decidir el momento de su ultimo aliento, antes que la decadencia de la carne le imponga su propio ritmo.
"...luego se pierde en la noche, y aunque la noche es muy bella
el va pidiendole a Dios, que se lo lleve con ella..."
"... This world is a cruel place
and we're here only to lose
so before life tears us apart
let death bless me with you..."
Porque la vida no es carne y sangre, es risa y llanto, una piedra que llora y canta esta viva.
"...Tú no te irás, mi amor, aunque lo quieras.
Tú no te irás, mi amor, y si te fueras,
Aun yéndote, mi amor, jamás te irías.
Es tuya mi canción, en ella estoy.
Y en ese viento que va y viene voy.
Y en ese viento siempre me verías...."
Tú no te irás, mi amor, y si te fueras,
Aun yéndote, mi amor, jamás te irías.
Es tuya mi canción, en ella estoy.
Y en ese viento que va y viene voy.
Y en ese viento siempre me verías...."
Porque la vida siempre quiere ser, quiere vivir, quiere ser siempre, quiere ser y seguir siendo, y ser más.... en pocas palabras, la vida anhela el paraiso.
"... No te quedes inmovil
al borde del camino,
no congeles el jubilo,
no quieras con desgana,
no te salves ahora
ni nunca,
no te salves..."
Porque hay suicidios que no son sino la sombra de una brillante conciencia libre, de un vacio tan hondo como su propio anhelo de sentido.
"...Al brillar un relampago nacemos,
y aun dura su fulgor cuando morimos;
¡tan corto es vivir!
La gloria y el amor tras que corremos
sombras de un sueño son que perseguimos
¡despertar es morir!..."
Encarar la vida no es una obligación, es una oportunidad,
y la muerte no es opción, es condición;
y la muerte, en el suicida consciente,
-tal como la vida en el que vive a proposito-
elección.
"
Alguien me habló
todos los dias de mi vida
al oido, despacio,
lentamente....
Me dijo:
vive, vive, vive...
era la muerte.
"
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