EL poder, la potencia -y no la riqueza- es el mas caro objeto de cualquir ambiciòn o empresa.
Dicen que corrompe a los hombres, que bajo su abrazo olvidan su condiciòn mortal y moral; que poco a poco ceden al instinto caotico y primigenio revestido de fuerza epica.
No debe ser la pregunta ¿para que queremos el poder? sino ¿porque lo queremos?
Y esta pregunta, a fuer de ser pronunciada hacia su propio adentro, lleva en su entraña la respuesta:
Queremos el poder porque queremos, porque deseamos...
Porque deseamos.
Las formas vitales, todas ellas, guardan en comun que desean sobrevivir, que desean vivir...
Porque la vida, toda ella, es un deseo que se opone con su fuerza a la tragedia de lo determinado, porque el deseo es el hijo inconforme de la existencia, que es la hija rebelde de la nada.
Sin deseo no hay vida.
Esa es su formula secreta, pero...
¿La materia inerte desea tambien, estar viva?
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